jueves, 20 de mayo de 2010

Exprese La Alabanza.



a. Una Palabra Personal. La fe siempre responde a la presencia del Espíritu Santo. Su primera respuesta al revestimiento del Espíritu de Dios debería ser un fluir enorme de alabanza; como se ve en la Escritura, puede tomar la forma de una oración o canción dirigidas divinamente. Esto será en una lengua o lenguaje del Espíritu.

Tal discurso o canción, estará formada por sonidos y sílabas que no son comprendidas por la mente. Sin embargo, será del agrado de Dios y le edificará personalmente. Es una señal divina del poder de Dios en su vida para su propio bien y para Su gloria.

b. Pasajes De La Escritura. “La boca habla de la plenitud del corazón. Un hombre bueno saca buenas cosas del buen tesoro de su corazón” (Mt 12:34, 35).

“Fueron todos llenos con el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en lenguas o lenguajes desconocidos según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch 2:4).

“Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oyeron sus palabras. Y… quedaron maravillados… a causa de que el don del Espíritu Santo fuera derramado sobre aquellos que no eran judíos. Pero era así, porque los oían hablar en lenguas y glorificar a Dios” (Hch 10:44-46).

“Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos. Y hablaron en lenguas y profetizaron” (Hch 19:6).

“El que habla en lengua desconocida, no habla a los hombres, sino a Dios. Nadie comprende lo que está diciendo.

Sin embargo, en el Espíritu está hablando la verdad divina. Cualquiera que habla en una lengua desconocida se edifica a sí mismo en el Señor…

Por lo tanto, ¿qué debería yo hacer? Oraré en el Espíritu [lenguas] y también oraré la interpretación. Cantaré con el Espíritu [lenguas] y también cantaré la interpretación” (1 Co 14:2, 4, 15).

“Por lo tanto, continuemos ofreciendo el sacrificio de alabanza – el fruto de nuestros labios – siempre dando gracias a Su nombre” (He 13:15).

c. Oración Personal. “Padre celestial, doy rienda suelta a mi fe y respondo activamente a la presencia de Tu Santo Espíritu. Él me está llenando fielmente con la alabanza, adoración y acción de gracias en este mismo momento.
Querido Señor Jesús, recibe mi adoración. Elevo ahora mi voz en un discurso o canción divinamente inspirada. Responderé al Espíritu Santo interiormente, por medio de hablar o cantar sonidos y sílabas de alabanza y adoración.

Espíritu Santo De Dios, ahora someto a Tu control mi miembro más ingobernable: mi lengua. Se que perfeccionarás no sólo mi oración, sino todo mi ser, para que siempre pueda vivir para alabanza de Tu gloria.”

d. Respuesta Personal. En este momento deje de orar en español. Empiece a hablar o cantar en fe, incluso si al principio se trata solamente de unos pocos sonidos o sílabas. No pare, porque el Espíritu Santo es fiel. No recibirá una “piedra” después de haber pedido “pan”.

Cuanto más ore o cante en su nuevo lenguaje del Espíritu, más fácilmente fluirá. No dude de la promesa de su Padre, sino dele alabanza y gloria en el nombre de Jesús, y en el poder de Su Espíritu.

Si al principio no encuentra una liberación plena en su lenguaje espiritual, no se desanime, ni se sienta deprimido.


Siga hablando y cantando Sus alabanzas, porque Él es fiel. Además, nuestra alabanza viene ante Él como un dulce incienso. Nuestra adoración en el Espíritu, es un sacrificio que resulta placentero a Su vista. En esto encontramos nuestra libertad en Su Espíritu.

No dude de la obra interior de Dios en su vida. Espere que el Espíritu Santo se mueva de nuevas maneras por medio de Sus dones a través de usted. Cuando responda al Espíritu de Dios en fe y obediencia, verá más y más del poder de Dios operando en su vida.

En el siguiente capítulo nos ocuparemos de los Dones del Espíritu y de cómo se pueden recibir. Esté esperando en oración nuevas cosas en su vida y ministerio, puesto que el Espíritu Santo desea darle un nuevo poder y autoridad para realizar la obra del ministerio.

Recuerde, su ministerio como dirigente en la iglesia, es equipar a sus miembros para que se conviertan en ministros para el Señor, el uno para con el otro y para el mundo.

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