martes, 20 de julio de 2010

Aprovechemos el dia al maximo



Dios nos entregó veinticuatro horas, 1,440 minutos ó 86,400 segundos por día para que vivamos una vida plena. A veces estamos tan ocupados y distraídos que olvidamos que cada amanecer nos trae nuevas oportunidades y aventuras en este planeta llamado Tierra. Dios nos da un día a la vez para que el futuro no nos distraiga o el pasado nos paralice. Hoy es el primer día del resto de nuestra vida. 
Aprovechémoslo al máximo. Disfrutemos de este regalo de Dios. Podemos realizar muchas cosas en 1,440 minutos por día; aquí tenemos algunas sugerencias: 
. Digámosle al alguien cuanto lo amamos. 
. Escribamos algo amable a un amigo. 
. Detengámonos y disfrutemos el atardecer. 
. Dediquemos 20 minutos de los 1,440 que tiene cada día para hablar con Dios. 
. Memoricemos este versículo: “Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él” 

Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él. 
Salmos 118:24 

His Glory Appears - Hillsong 2009 - Español - Faith + Hope + Love

sábado, 17 de julio de 2010

Guayaquil

sábado, 10 de julio de 2010

PRUDENCIA VS INSENSATEZ

ENTONCES el reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron á recibir al esposo. 
Y las cinco de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas.
Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.
Y á la media noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid á recibirle.
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas.
Y las fatuas dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron, diciendo. Porque no nos falte á nosotras y á vosotras, id antes á los que venden, y comprad para vosotras.
Y mientras que ellas iban á comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él á las bodas; y se cerró la puerta.
Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.
Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir. 

viernes, 9 de julio de 2010

Quédate con tu tenedor…



Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas “en orden”. Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.

Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algún muy importante para ella. – Hay algo más, dijo ella exaltada. – Qué es?, preguntó el sacerdote. – Esto es muy importante, continuó la mujer. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El sacerdote quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. – Eso lo sorprende o no? preguntó la mujer – Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud, dijo el sacerdote. La mujer explicó: – En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, “Quédate con tu tenedor”. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir… como pastel de chocolate o pastel de manzana. Algo maravillosos y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: “Qué onda con el tenedor?” Después quiero que usted les diga: “Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir.”

Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. El sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto de la esperanza cristiana que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.

Durante el funeral, la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha. Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: “Qué onda con el tenedor?”. Y una y otra vez sonrió.

Durante su mensaje, el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que significaba para ella. El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto. Así que, la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir.