Los Demonios No Tienen Poder






En este capítulo quiero mostrar cómo la conquista de Cristo sobre Satanás (lo cual, lo dejó sin poder) también nos da poder sobre los demonios y libertad del temor hacia los mismos.

La mayoría de los problemas que tenemos como cristianos no proceden de los demonios o del diablo. Son problemas con los que tenemos que enfrentarnos dentro de nosotros mismos. Nuestro enemigo “interior” es nuestra propia carne o nuestros deseos egoístas. Nos ocuparemos de este aspecto en otro capítulo.

Nuestros enemigos “exteriores” son el diablo y sus demonios. Nos ocuparemos de nuestros enemigos “exteriores” en este capítulo.

Su dominio (o derecho para regir) sobre los hombres “nacidos de nuevo” le fue arrebatado. Ya no tiene poder ni autoridad para gobernar nuestras vidas.

Somos hijos e hijas reales en la familia poderosa de Dios. Cristo y su familia son escogidos para regir y reinar sobre TODA la tierra. Este es nuestro destino real y nuestro llamado divino. Estamos siendo entrenados y preparados para gobernar y reinar con Cristo.

El único poder que Satanás tiene ahora es el poder de la INFLUENCIA. Todavía intenta engañarnos a través de palabras, obras y maravillas mentirosas. Busca convencer a los cristianos para que piensen que todavía es el que manda.

Esto es un gran peligro para nosotros. Tenemos que defendernos. Satanás intentará privarnos y robarnos tantas bendiciones como se lo permitamos.

La verdad que este capítulo encierra, nos liberará y mantendrá libres de la influencia del diablo que produce el temor.

A. LA LIBERTAD DEL TEMOR A LOS DEMONIOS

Los demonios son seres espirituales que son agentes del diablo. Cooperan con él y hacen su obra. Sus acciones malas están contra Dios y el hombre. Algunos estudiantes de la Biblia creen que los demonios son ángeles inicuos que cayeron del cielo con Satanás después que se reveló contra Dios (vea Isaías 14:12-14). De cualquier modo, su presencia y actividad se ven claramente en la Biblia (Vea Sección D9, es una enseñanza extensa sobre lo que la Biblia dice sobre los demonios).

Como ya dije en el primer capítulo, cuando yo era un cristiano joven el mismo pensamiento de los demonios llenaba de temor mi corazón. Muchos cristianos temen al poder y actividad demoniaca.

Así que, es muy importante que nos liberemos de un temor así. Y la razón es ésta: El temor es para el diablo como la fe es para Dios.

1. Temor Atrae Poderes Demoniacos
Deje que me explique. La fe atrae a Dios a nuestra vida diaria. Actúa como un imán y arrastra o atrae el poder de Dios a nuestras vidas. La fe trae Su vida a las nuestras.

Ahora bien, el miedo actúa de la misma manera. Es también una fuerza muy “atrayente”. Sin embargo, atrae los poderes malvados de la oscuridad. Estas son fuerzas “mortales” porque eso es lo que producen: muerte. Pueden matar nuestra paz y gozo en el Espíritu Santo.

Si la vida en Dios habla de amor, alegría, paz..., entonces la muerte habla de odio, tristeza, desánimo... En otras palabras, el miedo abre las puertas, en nuestros corazones, a toda clase de pensamientos y sentimientos tenebrosos y malvados. Cuando nuestras emociones se llenan de miedo, esto puede llevarnos a la esclavitud y a la servidumbre. Acabamos sirviendo a lo que tememos.

2. La Fe Y El Temor No Se Mezclan
Dios habló repetidamente a los dirigentes de Israel sobre la fe y el temor. Se les dijo firmemente que confiaran en Dios y que no mostraran temor hacia otros dioses o hacia sus enemigos: “Sed fuertes y de mucho valor… No temáis a los dioses de los amorreos” (Jos 1:9; Jue 6:10).

Como el aceite y el agua, la fe y el temor no se mezclan. Si empezamos con fe y la expresamos resistiendo al diablo, nuestro enemigo huirá de nosotros (Stg 4:7). Si aceptamos el miedo, los poderes de la oscuridad (el diablo y los demonios) nos esclavizarán y la fe huirá de nosotros. Es así de sencillo.

3. Se Necesita Equilibrio
El diablo busca engañarnos, ya sea por medio de esconder la verdad o tomando una parte de la verdad y llevarla demasiado lejos. A los demonios le gustaría que nosotros:

·       Pensáramos que son inactivos o que ni siquiera existen, o
·       Que veamos al demonio detrás de cada problema de nuestra vida.

En los últimos años, algunos han hablado tanto de los demonios que mucha gente ha sido arrastrada por un gran temor. En lugar de verse libre de sus problemas, ellos tienen añadido el peso del horror. Cualquier doctrina o enseñanza puede ser dañina o peligrosa si se enfatiza demasiado o se enseña de una manera que no es la verdadera relación con la Biblia.

Conocí a una señora hace unos años que estuvo a punto de volverse loca por temor a los demonios. Se convirtió en una persona muy temerosa tras sentarse durante una semana entera bajo la enseñanza de cierto evangelista. La enseñanza que ella oyó la llevó a creer que su casa estaba llena de diablos. Tenía miedo de que cada habitación, armario y salita, tuviera demonios escondidos que la esperaban para dañarla.

Se necesitaron un par de semanas de enseñanza de la Biblia para sacarla del miedo y volverla a llevar a un lugar de fe. Todo lo que necesitamos es conocer la verdad y vivir en la libertad que ésta proporciona.

B. EL DIABLO NO POSEE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Como la señora que señalé anteriormente, algunas personas tienen miedo de los demonios porque creen que ellos poseen poderes o características que en realidad no tienen.

1. Los Demonios No Saben Todo
El diablo y sus demonios no saben todas las cosas, ni pueden leer nuestras mentes. No saben cómo reaccionaremos a los pensamientos o sentimientos que pongan en nuestras mentes o corazones. Tienen que esperar y ver lo que hacemos. En ocasiones, pueden familiarizarse con nuestros patrones de comportamiento, pero no pueden prever o determinar nuestras acciones.

Satanás ciertamente no previó el resultado de su ataque contra Job. Tampoco esperó que la victoria le llegaría a Jesús a través de la cruz.

2. Los Poderes Demoníacos No Pueden Estar En Todas Partes Al Mismo Tiempo
Ciertamente se sintieron muy molestos de estar alrededor de Jesús. También, abandonaron rápidamente la escena cuando se enfrentaron con los apóstoles en el libro de los Hechos.

3. Los Demonios No Son Todopoderosos
Cuando David cantó al Rey Saúl, el espíritu malo que le molestaba a éste, se apartaba. La alabanza y la adoración poderosa del Señor, lanzan fuera las fuerzas demoniacas.

4. Características Que Pertenecen Solamente A Dios
Como veremos, aun los creyentes nuevos, cuando se someten a Dios, pueden hacer que el enemigo huya. De hecho, las características anteriores, pertenecen solamente a Dios. Solamente Él es:

a.   Omnisciente: que lo sabe todo

b.   Omnipresente: que está presente en todas partes

c.   Omnipotente: que es todopoderoso

5. Una Puerta Abierta
El diablo y sus demonios pueden atacarnos. Sin embargo, no pueden entrar en nuestras vidas a menos que les abramos la puerta por el camino de:

a.   duda

b. desobediencia o

c. engaño

No poseen los atributos del Dios Todopoderoso. De hecho, el enemigo no es un obstáculo para un cristiano informado: uno que esté caminando en fe y obediencia.

Entre más pronto aceptemos esta verdad, más rápido nos apartaremos del temor para entrar en la fe y de la derrota para entrar en la victoria. Estos son principios básicos para la vida cristiana victoriosa.

C. EL DIABLO Y SUS DEMONIOS HAN SIDO DERROTADOS POR CRISTO JESÚS

Nuestra victoria sobre los poderes diabólicos está señalada claramente en la Escritura. Uno de los versículos clave se encuentra en la carta de Pablo a la iglesia en Colosas: “Dios desarmó y derrotó a los principados y poderes – a los espíritus demoniacos que gobernaban. Los exhibió públicamente. Dios obtuvo la victoria a través de Cristo y de Su cruz” (Col 2:15).

En este pasaje se nos dice que Dios ha desarmado y derrotado a los poderes de los espíritus del mal que gobiernan al mundo. Esto se refiere a los demonios poderosos que forman parte de las fuerzas de Satanás. Se les privó de sus armas y autoridad. Ahora no tienen defensa y han sido degradados. Esto es un cuadro muy vívido de un desfile de la victoria, en el cual el enemigo derrotado, es expuesto a la vergüenza pública. Es una victoria que fue ganada por el Señor Jesucristo en el Calvario cuando fue crucificado.

1. La Derrota Significa La Rendición De La Autoridad
Hace algunos años estuve en la cubierta del acorazado Missouri. Treinta años antes, en el mismo sitio donde yo estaba, el general japonés Toj se rindió al general MacArthur de los Estados Unidos. La ceremonia de rendición tuvo lugar en 1946, en la bahía de Tokio. Los japoneses habían sido ya derrotados por las fuerzas militares aliadas.

La ceremonia fue bastante dramática. El General Toj subió a bordo del acorazado Missouri vestido con su uniforme de gala. Con él, estaban hombres de alto rango tanto del gobierno como de los círculos militares. Llegó como el comandante en jefe de las fuerzas armadas japonesas. Entonces, el General MacArthur subió al barco con los hombres que representaban al gobierno y a las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Era un encuentro personal y cara a cara.

El General MacArthur se acercó y arrancó todas las medallas militares, cintas y condecoraciones de Toj. Después, agarró y arrancó los emblemas de autoridad que llevaba en los hombros. Quedó reducido a un hombre derrotado y degradado sin poder ni autoridad.

La ceremonia de rendición fue finalizada por el General Toj cuando agarró la espada que llevaba al costado y se la entregó al General MacArthur.

Cuando Toj se rindió, no era solamente su propia derrota personal. Todas las fuerzas combinadas del aire, ejército, marina y militares del Japón, se rindieron y quedaron desprovistas de poder. Fue un momento de victoria y triunfo para los Estados Unidos y sus aliados. Fue una derrota y rendición total para los generales japoneses y sus tropas. La guerra había sido ganada.
Esto fue lo que sucedió en el Calvario. Satanás y todos sus demonios, fueron totalmente derrotados. Fueron expuestos a un despliegue abierto de vergüenza y degradación en aquella mañana del domingo de Resurrección. Las palabras del himno famoso de Robert Lowry cuentan la historia de una manera muy hermosa:

“De la tumba se levantó
Con un triunfo poderoso sobre
sus enemigos

Se levantó victorioso del


dominio tenebroso
Y vive para siempre con sus
santos para reinar
Se levantó. Se levantó.
Aleluya. Cristo se levantó”

2. Autoridad Transferida
Cristo, ahora sostiene para siempre en Sus manos las llaves del infierno y de la muerte. Las sostiene porque venció al pecado, a Satanás y a la muerte. Fue totalmente triunfador sobre el diablo, sobre los principados y los poderes. Ganó todo.

No solamente fue su victoria, sino también la nuestra. La victoria del General MacArthur no sólo fue para él, mas fue una victoria que todo el pueblo de los Estados Unidos y sus aliados disfrutaron. La victoria de Jesús es la misma para todos nosotros los que le amamos y le servimos.

Jesús murió avergonzado para que pudiéramos vivir victoriosos. Tenemos que verlo. Tenemos que conocerlo. Tenemos que caminar a la luz de esa revelación. Es nuestra clave para la vida cristiana victoriosa.

a. Sin Autoridad Sobre Creyentes. Es importante saber que cuando el diablo fue derrotado, también lo fueron todas sus fuerzas demoníacas. No tienen autoridad ni poder sobre nuestras vidas, excepto, el que nosotros les permitamos que tengan.

Se cuenta la historia de un sargento del ejército de los Estados Unidos que fue internado en un campo japonés de prisioneros de guerra. Después de que Japón se rindió, el general japonés que estaba a cargo del campamento, mantuvo su mando. Esperaba que un oficial de alto rango de las fuerzas de los Estados Unidos llegara y se hiciera cargo del mando.

Aprendería que un general derrotado tiene menos autoridad que un sargento, si el sargento pertenece al ejército que ha ganado la guerra. Al escuchar la rendición del general del Japón, el sargento informó rápidamente al general japonés que él y sus hombres se iban a encargar del campo. No hizo falta que esperaran. Con la firma de los papeles de rendición, el cambio de mando alcanzó hasta al soldado de rango más bajo. Incluso, un sargento del ejército podía tener el mando sobre un oficial de alto rango, si ese oficial era miembro de las fuerzas derrotadas.

Este es un cuadro poderoso de la autoridad del creyente. Es nuestra cuando nos colocamos bajo la dirección de nuestro Señor Jesucristo.

D. LOS CREYENTES TIENEN AUTORIDAD DE SOBRE LOS DEMONIOS

El triunfo de Cristo sobre Satanás en la cruz del Calvario, significa que nosotros también poseemos ese mando. Todo cristiano que vive bajo la autoridad de Dios, tiene derecho a asumir el mando y a tomar parte del mundo. Tiene la autoridad y el derecho legal de decirle al diablo (y a sus demonios) a donde tiene que ir y lo que tiene que hacer.

1. Autoridad A Través De Sumisión
Se nos enseña que resistamos al diablo y que veamos como huye. El Apóstol Santiago utiliza un término militar para explicar esta verdad en su epístola: “Por lo tanto, someteos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros” (Stg.4:7).

La palabra “someterse” significa colocarse bajo o venir bajo una autoridad (es decir, obedecer totalmente al Señor).

Cuando nos colocamos bajo la autoridad de Dios, su autoridad viene sobre nosotros. Bajo su autoridad podemos permanecer y resistir firmemente al diablo y a sus demonios. Cuando lo hagamos, retrocederán y saldrán corriendo.

Este principio de obtener autoridad al someternos a autoridad, es ilustrado en el ministerio de Jesús; un Centurión vino a Jesús pidiendo la sanidad de su siervo.

Jesús estuvo de acuerdo en ir y sanar al siervo. El Centurión contestó: “…mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará. Porque también yo soy hombre bajo potestad y tengo bajo de mí soldados: y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Mt 8:5-9).

El Centurión tenía autoridad porque él estaba bajo autoridad. De la misma forma, cuando nos sometemos a Dios, nos colocamos bajo Su autoridad. Entonces, podemos resistir al enemigo.

2. Señorío Y Autoridad
El señorío de Cristo y la autoridad del cristiano, es una verdad importante que tenemos que comprender. Como hemos dicho, es la clave para la vida cristiana victoriosa.

a. David Y Goliat: Los Personajes. Hay una historia familiar interesante en el Antiguo Testamento que explica con claridad esta idea. Es la historia de un joven guerrero judío llamado David y un gran gigante filisteo llamado Goliat (1 S 17).

Los personajes y ejércitos de esta historia, encajan dentro de cuatro modelos principales:

1)     David representa o es un tipo de Cristo.

2)     El ejército israelita es un tipo de creyentes en el Cuerpo de Cristo.

3)     Goliat representa o es un tipo de Satanás.

4)     El ejército filisteo representa los agentes demoniacos de Satanás.

b. David Y Goliat: La Historia. Con estas alegorías en mente, revisemos la historia, y veamos el significado que proporciona a nuestro guerrear en el ámbito o esfera espiritual.

1) El Reto. Goliat vino del campamento de los filisteos rugiendo como un león. ¿Qué hizo el pueblo de Dios? Reaccionaron como muchos cristianos lo hacen hoy en día cuando se enfrentan con el diablo y sus demonios. Sintieron temor y se aterrorizaron mucho. Por lo tanto, volvieron sus espaldas y huyeron aterrorizados. No tenían fe para resistir.

Un pastorcillo joven (probablemente no tenía más de quince o dieciséis años) apareció entonces en escena. Se llamaba David. Conocía a Dios como su bueno y gran pastor. Había venido a traerle comida a sus hermanos que estaban en el ejército de Israel.

Recientemente había sido elegido por Dios para un propósito especial. El santo profeta Samuel había ungido a David con aceite para que fuera el siguiente rey de Israel. Por lo tanto, David vino como “el ungido” a visitar el campamento israelita. Sin embargo, nadie le conocía en aquel tiempo como quien se convertiría en rey.

Al ver a Goliat y escucharle gritar sus insultos contra los ejércitos de Israel. David dijo encolerizado: “¿Quién es este pagano filisteo? ¿Por qué se le permite desafiar e insultar a los ejércitos del Dios vivo?” (1S 17:26).

No había miedo ni timidez en el corazón de David. La unción que acababa de recibir estaba obrando poderosamente en él. Mientras que todos retrocedían asustados, David pisó el terreno con fuerza y se preparó para enfrentarse con Goliat cara a cara.
Eligió no utilizar la armadura y las armas del rey Saúl. En lugar de eso, confiaría en cinco piedras lisas del arroyo y su cayado de pastor. Decidió que la mejor defensa, es una fuerte ofensiva. De manera que avanzó para responder al desafío de Goliat.

2) La Victoria. La batalla había concluido casi antes de empezar. Una piedra bien escogida y dirigida por el Espíritu, golpeó al poderoso Goliat en el centro de su enorme cabeza. Cuando cayó al suelo, David corrió hacia él, agarró la propia espada de Goliat y le cortó la cabeza.

Inmediatamente el ejército filisteo completo huyó aterrorizado. Goliat había sido su campeón, su cabeza y su líder poderoso. Era un símbolo o señal de su poder y autoridad militar. Cuando cayó, se dieron cuenta que estaban derrotados y huyeron.

Usted recordará de nuestro primer capítulo que “cabeza” se refiere a dominio, poder y autoridad sobre otros.

Cuando David atacó y cortó la cabeza de Goliat, no solamente le derrotó, sino que también derrotó a todo el ejército filisteo. La “cabeza” de Goliat fue destruida. Todo su poder y autoridad, más la de su ejército filisteo, quedaron sin efecto. Los filisteos quedaron impotentes delante de la victoria poderosa de David sobre su jefe. No es extraño que huyeran aterrorizados.

Esta historia ilustra la poderosa victoria de Cristo sobre Satanás y sus ejércitos de demonios.

c. Cristo Jesús: Nuestro Salvador Y Pastor Ungido. Génesis 3:15 predijo que un día la “simiente de la mujer” destruiría la cabeza de la serpiente. A su debido tiempo uno “más grande que David” aparecería en escena. Su nombre sería “Jesucristo”, que significa El Ungido Que Salva. Él es nuestro ungido, nuestro pastor y salvador. En el calvario se enfrentó con la antigua serpiente, Satanás, en el conflicto de los siglos.

Las “cinco heridas” de la cruz (como las cinco piedras lisas de David) derrotaron al diablo y a todas sus fuerzas diabólicas.

El gobierno y el dominio de Satanás fueron destruidos por Jesús cuando murió en la cruz, descendió hasta el Hades, conquistó todas las fuerzas del infierno y se levantó de la tumba, triunfante sobre la muerte.

Por lo tanto, los demonios ya no tienen ningún poder ni autoridad sobre los creyentes que están bajo el gobierno de Cristo Jesús. Cuando su nombre es hablado con autoridad, tiemblan y tienen que doblar la rodilla en sumisión a Su Señorío.

Esta respuesta de los poderes demoníacos a la presencia de Jesús, fue vista nuevamente a través de Su ministerio terrenal. Estudiaremos esto un poco más.

Es una verdad que merece nuestra atención, porque tiene el poder de liberar al cristiano temeroso.

E. LOS DEMONIOS TEMEN A JESÚS

En ningún sitio de la Escritura se dice que Jesús se enfrentará con el poder diabólico con miedo y temblor. De hecho, fue de una manera muy distinta. Fueron los demonios los que gritaron de temor:

“Había un hombre en la sinagoga con un espíritu malo. Y gritó diciendo: Déjanos en paz. ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Haz venido a destruirnos? Yo sé quien eres – el Santo de Dios” (Mr 1:23, 24).

“Cuando Jesús saltó a tierra se encontró con un hombre endemoniado… y cuando éste vio a Jesús, dio un grito terrible y cayó aterrorizado delante de Él. Gritando a voz en cuello le dijo: ¿Qué quieres de mi, Jesús, Hijo del Dios altísimo. Por favor, te ruego que no me atormentes… Jesús le preguntó, ¿cuál es tu nombre? Legión, contestó, porque millares de demonios habían entrado en el hombre. Y los demonios le suplicaron repetidamente que no les ordenara marchar al pozo sin fondo” (Lc 8:27-31).

“¿Creéis que hay un Dios? Bueno. Pero recordad también que los demonios creen – tan fuertemente que tiemblan de terror(Stg 2:19).

Es interesante notar que la palabra griega para “temblar” es frisso. Significa tener escalofríos de terror y horror. Se refiere a la clase de miedo que hace que el pelo de uno se erice o se ponga de punta.

No, Jesús no fue aterrorizado por la presencia de los demonios. Fueron los demonios los que se quedaron aterrorizados de miedo por el poder y la presencia del Señor. Sabían que Él había venido a privar a Satanás de su poder y autoridad.

1. Jesús Tiene Todo El Poder
Después de Su resurrección, Jesús expresó claramente esta verdad con las siguientes palabras: “…TODO poder en el cielo y en la tierra me ha sido dado. Por lo tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones… y aseguraos de esto: Estoy con vosotros siempre, aun hasta el fin de los siglos” (Mt 28:18-20).

La palabra “poder” en el pasaje anterior, significa poder para gobernar, adquirir autoridad y tener dominio. Ahora bien, si Jesús tiene TODO poder y autoridad, eso significa que el diablo no tiene ninguno. A través de su muerte en la cruz, Jesús destronó al diablo y le quitó el aguijón de la muerte.

Jesús nuevamente señaló con firmeza esta verdad a su Apóstol Juan en la visión celestial. “No temas yo soy el primero y el último. He estado muerto, pero mira, estoy vivo para siempre. Tengo las llaves [autoridad] del infierno y de la muerte” (Ap 1:17,18).

2. Jesús Dio Poder A Los Creyentes
No solamente Jesús tiene todo el poder y autoridad, sino que también ha dado ese poder a Sus discípulos, de todas las épocas.

“Los setenta discípulos regresaron con gran alegría. Señor, dijeron, aun los demonios se nos someten cuando utilizamos tu nombre.

Jesús les dijo: Sí, yo he visto a Satanás cayendo del cielo como un rayo relampagueante. Y os he dado autoridad sobre todo el poder del enemigo. Tenéis poder para pisotear debajo de vuestros pies a los escorpiones y a las serpientes [poderes demoniacos]. Nada os dañará” (Lc 10:17-20).

“Estas señales seguirán a aquellos que crean: Utilizarán la autoridad de mi nombre para arrojar demonios…” (Mr 16:17).

A la luz de los pasajes mencionados arriba, está claro que no tenemos razones para temer a los poderes demoniacos. Su poder y autoridad les han sido arrebatados. Son ellos los que tiemblan en nuestra presencia cuando permanecemos fuertes en la victoria del Calvario.

Consideremos ahora cómo poner en acción la verdad de la Palabra de Dios. Los principios tienen que ser probados en la práctica.

F. EL PODER DE LA PRESENCIA DE DIOS

“El Señor su Dios está con ellos. El grito del rey está entre ellos. Dios los sacó de Egipto. Israel tiene la fuerza de un rey salvaje.

Ninguna maldición puede ser colocada sobre ellos, y ni siquiera la brujería puede ser realizada contra ellos. Mirad que maravillas Dios ha hecho por ellos.

Estas gentes se levantarán como un león que no descansará hasta que haya destruido y comido a su presa…” (Nm 23:21-24).

En el pasaje anterior, tenemos un cuadro de lo que disfrutamos como creyentes en Cristo. La presencia de Dios está con nosotros y Su protección descansa sobre nosotros. Tenemos la victoria sobre nuestros enemigos.

1. Los Demonios No Pueden Dañar A Los Creyentes
Es de especial interés notar que ninguna maldición puede ser colocada sobre nosotros y ninguna magia mala puede ser realizada contra nosotros. Aun la brujería no tiene efecto, en la medida en que nos sometamos al gobierno real de nuestro Dios. Cuando caminamos en fe y obediencia, ningún poder del enemigo puede dañarnos.

Esta es una verdad para el pueblo de Dios de todas las épocas. Descansa sobre el principio del dominio divino. Como se dijo antes: Cuando nos colocamos debajo de la autoridad de Dios, su autoridad desciende sobre nosotros. Después, podemos resistir al diablo y a sus demonios en la autoridad de Su nombre y por el poder de Su Palabra. Éstos huirán de nosotros.

Hay lugares en el mundo en los que esta verdad es de gran importancia. Muchas personas viven con temor sus vidas enteras a causa de la brujería. Los he visto ser librados completamente de tal temor en el nombre de Cristo Jesús.

Cuando comprenden que el diablo ha sido derrotado totalmente en el Calvario, pierden su temor. Rápidamente empiezan a moverse en su autoridad como hijos e hijas reales en la familia de Dios. No temen enfrentarse y derrotar a los poderes demoníacos en cualquier sitio que se los encuentren. Es hermoso ver “las maravillas que Dios ha hecho por ellos”.

2. Una Experiencia Personal
Hace algunos años yo estaba enseñando en una gran iglesia en Guayana, Sudamérica. Una noche, después de la reunión, el misionero local me llevó al hogar de una familia que pertenecía a la iglesia episcopal. Su hijo estaba poseído por el demonio y era perturbado intensamente.

Se arrojaba salvajemente contra los objetos, tratando de golpearse la cabeza contra los objetos afilados. Había sido examinado por médicos en Georgetown, pero no hubo nada que pudieran hacer por él. Su condición se estaba poniendo cada vez peor. No había comido nada durante muchos días y apenas bebía suficiente agua como para seguir vivo. Estaban esperando que muriera en cualquier momento.

El sacerdote episcopal local, había colocado un crucifijo en la pared y rociado agua bendita por los alrededores. Sin embargo, había fracasado en enfrentarse a la necesidad espiritual básica de la familia. Aunque eran miembros de la iglesia, nunca habían encontrado una relación personal con Jesús como su Señor y Salvador.

Les abrí la Biblia y les expliqué las “buenas noticias” que Dios tenía para su familia:

“Si confiesas con tu boca que Jesucristo es el Señor y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo… tú y tu casa” (Ro 10:9; Hch 16:31).

Fue una gran alegría para mí llevarlos a un conocimiento personal de su Señor vivo y amoroso. Expliqué cómo Cristo era el verdadero Cordero para su familia. En Su cruz, el diablo y todos sus demonios habían sido derrotados, su poder había sido destruido. (Vea el Capítulo 1, sección sobre la Pascua.)

La sangre de Jesús fue su protección y su liberación, como la sangre del Cordero lo había sido para las familias israelitas en su día. Si colocaban su plena confianza y fe en la sangre de Jesús derramada en la cruz por ellos, y la aplicaban por fe en sus corazones, el Espíritu Santo vendría.

Éste, convertiría la presencia del Señor en una protección contra ellos. Los cubriría como una gallina cubre a sus polluelos. Esta cubierta les protegería de los ataques de los demonios que estaban atormentando a su hijo.

Se arrodillaron para orar con lágrimas de alegría que corrían por sus mejillas. Alegremente recibieron a Jesús en sus corazones y fueron salvados gloriosamente (nacidos de nuevo). Dios honró fielmente a Su Hijo y a Su Palabra.

Entonces, les dije la razón por la cual su hijo había venido a ser un poseído por los demonios. Ellos habían estado sin la protección que provee nuestro poderoso Salvador. La sangre de Cristo no había sido aplicada en sus corazones por fe. Ahora tenían la cubierta de la presencia divina de Dios, ya no necesitaban temer más.

Entramos en la habitación del muchacho para completar la obra de la gracia de Dios. Les expliqué que los poderes malos no tenían derecho ni autoridad para afligir a su hijo. Los demonios tendrían que someterse a la autoridad de la Palabra de Dios y del Hijo de Dios. Después, impusimos las manos al muchacho (que estaba dormido en ese momento). Yo até los poderes del demonio y les ordené que dejaran al muchacho libre en el nombre de Jesús de Nazaret.

No hubo ninguna respuesta en ese momento, ni siquiera un pestañeo. Les dije a los padres que desde ese mismo momento el muchacho había sido liberado. “¿Cómo lo sabe usted?” Preguntaron. “Sobre la base de la Palabra de Dios”, repliqué. “Ahora váyanse a dormir. La palabra de fe ha sido hablada. Está concluida. Desde este momento su hijo está bien”.

Se acostaron al otro lado del chico y se durmieron. A las tres de la mañana el muchacho se despertó. Lanzó un grito que sacudió la habitación. En el momento en que despertó, los demonios gritaron mientras abandonaban su cuerpo.

El muchacho se sentó entonces en la cama y dijo: “Mamá, tengo hambre”. Ella saltó de la cama y rápidamente le preparó una comida. Sus fuerzas fueron restauradas inmediatamente y recobró la salud en poco tiempo.

Al día siguiente, todos los vecinos vinieron corriendo para ver lo que había sucedido. Sus corazones fueron profundamente tocados por este milagro de la gracia y el poder de Dios. Como resultado, unas cuarenta personas llegaron a conocer al Señor Jesús como su salvador.

G. CONCLUSIÓN

Ya que todos nosotros estábamos involucrados en la historia que he narrado anteriormente, el siguiente texto de la escritura adquirió un nuevo significado y sentimiento para nosotros.

“y los setenta volvieron con gran gozo y dijeron: Señor, aun los demonios se nos someten cuando utilizamos tu nombre. Y Jesús les dijo: yo vi a Satanás que caía del cielo como un rayo relampagueante. Podéis ver que os he dado poder para pisotear a las serpientes y los escorpiones. Y ciertamente os he dado autoridad sobre todo el poder del enemigo. Nada os dañará ni poseerá” (Lc 10:17-19).

Dios desea que caminemos en la alegría de Su presencia, en Su poder y en Su protección. “Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza” (2 Ti 1:7). Por lo tanto, vivamos en fe y alegrémonos en nuestra libertad del temor. Verdaderamente somos hijos e hijas amadas en la familia real de Dios.


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