lunes, 4 de enero de 2010

EVANGELIO DE MATEO:UNA VISION GLOBAL Y LIBERADORA


El presente artículo es una introducción global a la lectura e interpretación de todo el Evangelio de Mateo. Buscamos sobre todo dar claves para una interpretación liberadora y actual de este Evangelio, destacando su carácter eclesiológico. Hacemos una propuesta detallada y comentada de la estructura de todo el texto.



Introducción

El Evangelio de Mateo ha sido el Evangelio más comentado en la historia de la Iglesia, pero al mismo tiempo es también el Evangelio cuya interpretación es normalmente la más dogmática y espiritualista. La fuerza y el mensaje de este Evangelio es tan grande y el proyecto de Iglesia que propone es tan exigente, que ninguna Iglesia puede tolerarlo en su sentido literal, histórico y espiritual auténticos. La Iglesia Católica, sobre todo después de la reforma constantiniana y el surgimiento de la Cristiandad occidental (siglo IV), evolucionó en contra del sentido más original de este Evangelio. La Iglesia sólo puede entender e interpretar un Evangelio cuando es capaz de vivirlo. Cuando no puede vivirlo, lo ignora o lo espiritualiza. La tradición sacralizó dentro del Evangelio de Mateo aquella frase de Jesús: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (16,18). Esta sentencia se convirtió en el canon dentro del canon. Se leyó todo el Evangelio a partir de aquí, con un sentido dogmático, autoritario, patriarcal y jerárquico. Se hizo de Pedro el primer Papa y se institucionalizó la Iglesia con un esquema totalmente ajeno a la tradición y al texto del Evangelio de Mateo.
Por todo esto es tan importante rescatar el sentido original del Evangelio, para confrontar a la Iglesia con la utopía de sus orígenes. ¿Cómo fue la Iglesia, según el Evangelio de Mateo, antes de la Cristiandad occidental? La Iglesia debe mirarse en el Evangelio como en un espejo, y preguntarse: “Iglesia, qué dices de ti misma”. Justamente porque Mateo ha sido el Evangelio más comentado en la tradición de la Iglesia, por eso mismo es urgente hoy rescatar su sentido auténtico y original. Siempre que doy un taller sobre el Evangelio de Mateo, surge el interrogante: ¿existe realmente hoy alguna Iglesia que responda al modelo eclesial propuesto por Mateo? Mi respuesta es siempre la misma: el Evangelio nos propone un modelo utópico de Iglesia. El fin de la utopía es marcar una dirección y orientar nuestra práctica y pensamiento en dicha dirección. Lo importante es estar, como Iglesia, orientados por la utopía del Evangelio, sabiendo que algunos estarán más lejos y otros más cerca de ese ideal; lo importante es que todos estemos caminando hacia ese proyecto de Iglesia propuesto por Mateo. El problema fundamental no es si estamos lejos o cerca del proyecto, sino si caminamos en la dirección utópica correcta y no en una dirección extraviada u opuesta a la utopía evangélica.
Existe consenso en la actualidad en que el Evangelio de Mateo fue escrito en la ciudad de Antioquía en los años ochenta d. C. Su autor sería un escriba judío cristiano, helenista (de habla y cultura griega), que conocía muy bien la Biblia Hebrea (en su versión griega: la Septuaginta) y todas las tradiciones cristianas ya existentes. El autor utilizó como fuentes directas el Evangelio de Galilea (el documento llamado Q) 1 (años 40-60) y el Evangelio de Marcos (años 60-65), más algunas tradiciones propias que encontró en Antioquía, Siria y Galilea. El evangelista hace una síntesis de Q y Marcos, pero también de otras dos tradiciones que posiblemente conoció: la tradición de Pablo de Tarso y la tradición judeo-cristiana de Santiago, el hermano del Señor. El Evangelio de Mateo es así la primera síntesis de la tradición judía y cristiana después de la destrucción de Jerusalén y del pueblo judío en la guerra de los años 66-74 d. C.
Algunos autores piensan que el Evangelio no fue escrito por una sola persona, sino por una escuela de rabinos y escribas cristianos de Antioquía. El nombre de Mateo es una ficción literaria, que pretende poner toda la obra bajo la autoría histórica de un discípulo directo de Cristo. Detrás del texto, en todo caso, no hay solamente un autor o una escuela de autores, sino también cincuenta años de tradición oral que se mantuvo viva en las comunidades cristianas de Galilea, Siria y Antioquía. Cientos de testigos y profetas cristianos, hombres y mujeres, participaron de manera indirecta en la creación de este Evangelio fundador de la Iglesia de Jesús.
¿Qué hizo nacer el Evangelio de Mateo? El Evangelio pertenece a la segunda generación del movimiento de Jesús. Ya en los años ochenta habían muerto todos los discípulos y discípulas de Jesús. Cuando ellos estaban vivos, la tradición estaba asegurada, pero ahora que desaparecían, se hacía urgente poner por escrito dicha tradición. Esta será en general la tarea de la segunda y tercera generaciones de discípulos, del período llamado comúnmente sub-apostólico (70-135 d. C.). Mateo fue el primero que tuvo la idea de escribir en el período sub-apostólico un Evangelio, a partir de Q y de Marcos. ¿Cuál fue el motivo inmediato para escribirlo?
El año 70, Jerusalén quedó arrasada por la guerra judía contra Roma. El Israel bíblico desaparecía. El único grupo que se salvó fue el de los fariseos, cuyos escribas y maestros de la ley pudieron salvar la Torah (la Biblia hebrea). Los otros grupos: saduceos, sacerdotes, esenios, desaparecieron. Estos rabinos fariseos fundaron la Academia o Sanedrín de Jamnia o Yafné, donde se dedicaron de forma exclusiva a comentar la ley. Aquí nació poco a poco el así llamado judaísmo rabínico (con sus obras Mishna y Talmud), que en el fondo es una nueva religión. Si en el pueblo de Israel, antes de la guerra, existía un pluralismo de tendencias y tradiciones (fariseos, saduceos, esenios, herodianos, zelotas, y todos los movimientos proféticos y mesiánicos populares), ahora, después del 70, la tendencia en el judaísmo rabínico fue hacia una interpretación única de la ley, excluyente de todas las demás tendencias y tradiciones. Si el movimiento de Jesús, antes del 70, pudo existir dentro del pluralismo judío, ahora, con el judaísmo rabínico ortodoxo e impositivo, empezó a tener problemas. El judaísmo rabínico se presentó como la única reconstrucción auténtica y legítima de la tradición de Israel después de la crisis del 70.
El movimiento de Jesús en Palestina y Siria cuestionó este planteamiento, y buscó reconstruir la tradición de Israel de una forma alternativa y diferente al judaísmo farisaico. Para la escuela de rabinos cristianos en Antioquía, Jesús era el Mesías e Hijo de Dios, que orientó de manera definitiva la historia de Israel. Podemos decir que después del año 70 hubo dos escuelas (y dos “iglesias”) que compitieron en la reconstrucción de Israel: la Academia de Jamnia y la escuela de rabinos cristianos que compusieron el Evangelio de Mateo. Este evangelio dio identidad al grupo cristiano, fundado en la memoria histórica de Jesus y de sus discípulos. Con el tiempo, los cristianos de Antioquía se confrontaron con las sinagogas controladas por el judaísmo rabínico de Jamnia, e incluso sufrieron una abierta persecución. En este clima de confrontación y persecución nació el Evangelio de Mateo. Testigo posterior de la Iglesia de Antioquía fue Ignacio de Antioquía, quien escribió sus siete cartas entre los años 108 y 117 d. C. Ignacio integró a la síntesis de Mateo los escritos de la tradición joanea, para oponerse ahora a las nuevas corrientes gnósticas que nacieron después de Mateo 2.
En la exégesis actual es muy reconocido el carácter eclesiológico del Evangelio de Mateo. Este carácter aparece de modo especial en los cinco grandes discursos del Evangelio, como veremos más adelante. La eclesiología de Mateo está fundada directamente en Jesús, en su práctica y en su palabra. Todo el relato de la historia de Jesús tiene un carácter fundador de un modelo de Iglesia. Una analogía simple con Lucas puede ser útil. En esta tradición tenemos dos obras: el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles. En la primera obra, más bien cristológica, Lucas presenta el relato de la práctica de Jesús; en la segunda obra, de carácter más bien eclesiológico, presenta el relato de la práctica de los apóstoles. Mateo compuso una sola obra, incluyendo en ella simultáneamente la práctica de Jesús y la práctica de los discípulos; una sola obra con una dimensión al mismo tiempo cristológica y eclesiológica. En cada pasaje del Evangelio de Mateo están Jesús y la Iglesia. En el mismo texto tenemos la memoria del Jesús histórico, y a la vez cómo esta memoria es vivida en la comunidad de los discípulos de Jesús que es la Iglesia. En un mismo texto tenemos de forma directa a Jesús, y cómo este Jesús es encontrado y vivido como Iglesia por sus discípulos. La importancia de Pedro en este Evangelio está fundada en su carácter de discípulo, de testigo del Jesús histórico. Decir Pedro, es decir fidelidad al Jesús histórico de Galilea. Los doce discípulos representan el nuevo pueblo de Israel, en continuidad con el pueblo de las doce tribus. El símbolo de doce discípulos tiene un carácter social, no es de ninguna manera una opción de género (género masculino excluyente de la mujer). Pedro no es el primer Papa, sino el discípulo real que representa la comunidad de hombres y mujeres que constituyen la Iglesia. Sobre este discipulado, Jesús edifica su Iglesia.




Claves literarias para leer el texto de Mateo
Estructura general del Evangelio:
I: Presentación de Jesús: 1,1—4,16

II: Revelación de Jesús, rechazo de los dirigentes de Israel y construcción de la Iglesia: 4,17—16,20
1: Práctica de Jesús, práctica de la Iglesia: 4,17—9,35
2: Misión de Jesús y los discípulos; rechazo de los dirigentes: 9,36—12,50
3: Jesús anuncia el Reino y construye su Iglesia: 13,1—16,20.

III: Camino a Jerusalén, confrontación, muerte y resurrección: 16,21—28,20
1: Camino a Jerusalén e instrucción a los discípulos: 16,21—20,34
2: Confrontación de Jesús en Jerusalén: 21,1—25,46
3: Pasión y resurrección de Jesús: 26,1—28,20

Ahora veremos parte por parte, primero la estructura detallada del texto de cada sección, para ayudar a una lectura atenta del mismo, y luego algunas claves para una interpretación liberadora del texto.

Primera Parte del Evangelio:
Presentación de Jesús (1,1—4,16)

Estructura de esta sección:
1: Génesis de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
José: raiz histórica y cultural de Jesús (1,1-17).
2: Génesis de Jesucristo, “Dios con nosotros”:
María: irrumpe el poder del Espíritu (1,18-25).
3: Sabios de oriente buscan a Jesús para adorarlo (2,1-12)
4: Herodes y Arquelao buscan a Jesús para matarlo (2,13-23)
Huída a Egipto, matanza de los niños inocentes (16-18)
Retorno a Judá, huída a Galilea, por causa de Arquelao (19-23)
5: Juan Bautista: movimiento profético en el desierto (3, 1-12)
6: Vocación profética de Jesús (3,13-17)
7: Enfrentamiento entre Jesús y el Diablo (4,1-11)
8: Juan es encarcelado y Jesús se retira a Galilea (4,12-16)

Claves de interpretación del texto
En el v. 1 y en el v. 18 aparecen en el texto original griego la palabra “génesis”. En 1,1-17 se nos narra “el libro del génesis de Jesús”, con lo cual se hace clara referencia a Gn. 2,4a: “El libro del génesis de cielo y tierra”. Al final del Evangelio (28,20) tenemos la “consumación (sunteleia) del mundo”. El Evangelio cubre así desde el génesis hasta el fin del mundo. En 1,18 otra vez aparece la palabra “génesis” y en 1,18-25 se narra el segundo génesis de Jesús, esta vez del Espíritu Santo. El primer génesis de Jesús es su genealogía desde Abraham hasta José. Son 42 generaciones exactas (seis veces siete generaciones). Con Jesús comienza la última generación (1,17). Mateo sitúa así a Jesús en la historia de Israel, desde Abraham hasta José. El eje en este génesis de Jesús son sólo hombres. Es un génesis totalmente patriarcal. No obstante hay cuatro mujeres que rompen de forma violenta este patriarcalismo: Tamar, Rajab, Rut y Betsabé, la mujer de Urías. Todas son extranjeras (aramea, cananea, moabita e hitita, respectivamente) y todos sus matrimonio no son muy regulares. Estas mujeres están anunciando a otra mujer: María, la madre de Jesús, que es la protagonista del segundo génesis (1,18-25). María concibe a Jesús por obra del Espíritu Santo, con lo cual rompe la línea patriarcal del génesis de José, su esposo. El Espíritu irrumpe en la historia a través de María. Es esta mujer la que rompe el patriarcalismo de más de 1800 años desde Abraham hasta José. Resumiendo, podemos decir que Jesús tiene su génesis histórico cultural por parte de José, y su génesis espiritual por parte de María. La concepción virginal de Jesús en el seno de María es el punto de ruptura con el patriarcalismo de la historia de Israel.
En niño que nace de María recibe el nombre de Jesús, que significa “Yahvéh salva” (1,21), pues Jesús salvará a su pueblo de sus pecados. Sin embargo también el niño, según la profesía de Is. 7,14, recibe el nombre de Emmanuel, que significa “Dios con nosotros” (1,22-23). Tenemos aquí una inclusión con el final del Evangelio, donde las últimas palabras de Jesús son: “yo estoy con ustedes todos los días hasta la consumación del mundo” (28,20). En el Evangelio de Mateo, Jesús es la presencia de Dios en medio de la historia.
En el capítulo segundo tenemos una nueva oposición: unos sabios de oriente buscan a Jesús para adorarlo (2,1-12), en tanto que Hereodes y Arquelao lo buscan para matarlo (2,13-23). Tenemos aquí las implicaciones internacionales y políticas del nacimiento de Jesús. Los sabios representan a los gentiles que buscan a Jesús a tientas, siguiendo los signos de la naturaleza (la estrella), y que finalmente lo encuentran escudriñando, junto con los sabios de Israel, las Sagradas Escrituras. Herodes y Arquelao representan aquí a los autoridades de Israel, que posteriormente rechazarán de manera radical a Jesús. Jesús huye de Herodes yendo a Egipto, y luego huye de Arquelao yendo a Galilea. Jesús conoce así desde su nacimiento la persecución y el exilio. Salva su vida en medio de una masacre de niños inocentes (2,16-18).
El capítulo 3 es un capítulo profético. En él aparece el movimiento profético popular de Juan Bautista (3,1-12) y la vocación profética de Jesús (3, 13-17). Juan es presentado proclamando la llegada del Reino de Dios (3,1), el mismo mensaje que proclamarán Jesús (4,17) y sus discípulos (10,7). Juan bautiza en el río Jordán, un rito profético popular alternativo al Templo, y enfrenta proféticamente a los líderes espirituales de Israel, tal como lo hará más tarde Jesús (23,1-33). Jesús aparece y se integra al movimiento profético de Juan, sumergiéndose en el río Jordán (3,13-15). Pero en ese preciso momento interviene Dios en la vocación profética de Jesús con tres signos visibles: los “cielos abiertos” (signo apocalíptico de revelación y esperanza), el Espíritu Santo que baja sobre El (signo de unción profética) y, sobre todo, la voz de Dios que dice: “Este es mi hijo amado, en quien me complazco” (3,16-17). Este es el momento cumbre en esta primera parte del Evangelio (1,1—4,16).
En la última sección de esta primera parte del Evangelio, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto y es tentado por el Diablo (4,1-11). La tentación es ascendente: primero el hambre (en el desierto), luego el poder religioso (en el Templo) y, finalmente, el poder político (en un monte muy alto). Satanás ha reconocido en Jesús al Hijo de Dios (vv. 3 .6) y entra en una discusión hermenéutica con El sobre diferentes textos bíblicos. Jesús rechaza radicalmente utilizar el poder del Espíritu para fines personales o para dominar al pueblo con el poder religioso o político. Después de la tentación, Juan es encarcelado y Jesús debe, por segunda vez, huir a Galilea (4,12, en paralelo con 2,22-23). Todo termina con la cita de Isaías (8,23—9,1) sobre “Galilea de los gentiles” y la práctica de Jesús allí.
En esta primera parte del Evangelio, donde Mateo presenta a Jesús (1,1—4,16), tenemos siete citas explícitas del Antiguo Testamento (AT) (Is. 7,14; Miq. 5,1; Os. 11,1; Jr. 31,15; Jc. 13,1-7; Is. 40,3; Is. 8,23—9,1), siempre con la fórmula de cumplimiento: “...esto sucedió para que cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta”. Mateo quiere con esto presentar a Jesús en continuidad con la historia de Israel, mostrando cómo en Jesús (y en la Iglesia de Mateo) se cumple todo lo predicho por los profetas.


Segunda parte del Evangelio:
Revelación de Jesús, rechazo de los dirigentes de Israel
y construcción de la Iglesia: 4,17—16,20

1: Práctica de Jesús — práctica de la Iglesia: 4,17—9,35
Estructura de esta sección:
Introducción (4,17-25)
Desde entonces comenzó Jesús a predicar (v. 17. Nuevo comienzo en 16,21)
Vocación de los primeros cuatro discípulos (4,18-22)
Sumario de la actividad de Jesús en Galilea (4,23-25. Inclusión con 9,35)

Sermón de la montaña (5,1—7,29)
(Primer discurso del evangelio sobre el Reino de los Cielos)

Introducción a todo el sermón (5,1-2)

1: Proclamación fundamental: las siete bienaventuranzas (5,3-10)
los pobres con Espíritu — de ellos es el Reino (3)
los que lloran — ellos serán consolados (4)
los humildes — ellos poseerán la tierra (5)
los que tienen hambre y sed de justicia — lograrán justicia (6)
los misericordiosos — alcanzarán misericordia (7)
los limpios de corazón — verán a Dios (8)
los que trabajan por la paz — serán llamados hijos de Dios (9)
los perseguidos por causa de la justicia — de ellos es el Reino (10)
2: La comunidad que vive las bienaventuranzas (5,11-16)
una comunidad de profetas — alegría en la persecución (11-12)
comunidad sal de la tierra y luz del mundo (13-16)

3: Jesús perfecciona la tradición (5,17-48)
Principio general: si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no pueden entrar en el Reino de los Cielos (17-20)
(1) se dijo: no matarás... pero yo les digo (21-26)
(2) no cometerás adulterio... pero yo les digo (27-32)
(3) no perjurarás... pero yo les digo (33-37)
(4) ojo por ojo... pero yo les digo (38-42)
(5) amor al prójimo, odio al enemigo... pero yo les digo (43-47)
Conclusión: ser perfectos como vuestro Pedre celestial es perfecto (48)
4: Religión hipócrita y Reino de los Cielos (6,1-18)
Principio general: no practiquen su justicia delante de la gente
para ser vistos (1)
(1) Cuando hagan limosna (2-4)
(2) Cuando oren (5-15)
(3) Cuando ayunen (16-18)
5: Dinero-riqueza y Reino de los Cielos (6,19-34)
(1) Tesoro en la tierra — tesoro en el cielo (19-21)
(2) La lámpara del cuerpo es el ojo:
ojo sano (solidaridad) — ojo enfermo (codicia) (22-23)
(3) No pueden servir a Dios y al Dinero (24)
(4) Economía del Reino: no anden preocupados por su vida,
busquen primero el Reino y su justicia,
y todas esas cosas se les darán por añadidura (25-34)
6: Reglas de la comunidad (7,1-12)
(1) No juzguen, para no ser juzgados (1-5)
(2) Discernir: no den lo que es santo a los perros (6)
(3) Pidan, busquen, llamen (7-11)
(4) La regla de oro de la comunidad (12)
7: Discernimiento y juicio (7,13-27)
(1) Los dos caminos (13-14)
(2) Verdaderos y falsos profetas (15-20)
(3) Verdaderos y falsos discípulos (21-27)
Conclusión de todo el sermón (7, 28-29)

Sección narrativa: la práctica de Jesús,
modelo de práctica para la Iglesia (8,1—9,34)
(Teología narrativa sobre diez milagros de Jesús)
Conclusión del discurso anterior — transición a lo que sigue (8,1)
1: La opción por los pobres (8,2-17)
(1) Un excluido: curación de un leproso (2-4)
(2) Un pagano: curación del criado del centurión romano (5-13)
(3) Una mujer: curación de la suegra de Pedro (14-15)
— al atardecer: numerosas curaciones (16)
— cita bíblica (Is. 53,4): tomó nuestras flaquezas
cargó con nuestras enfermedades (17)
2: “la otra orilla”: la misión (8,18—9,13)
— discipulado radical (8,18-22)
(1) La tempestad calmada (8,23-27)
(2) Los endemoniados gadarenos (8,28-34)
(3) Curación de un paralítico (9,1-8)
— vocación de Mateo y comida con pecadores (9-12)
— cita bíblica (Os. 6,6): misericordia quiero, no sacrificio (13)
3: Liberación del pueblo (9,14-34)
— controversia sobre el ayuno (9,14-17)
oposición: fiesta ayuno
paño nuevo vestido viejo
vino nuevo odres viejos
(1) Curación de la hija del magistrado (18-19 y 23-26)
(2) Curación de la mujer con flujo de sangre (20-22)
(3) Curación de dos ciegos (27-31)
(4) Curación de un mudo endemoniado (32-33a)
— reacción de la gente: jamás se vio cosa igual en Israel
— reacción de los fariseos: por el príncipe de los demonios
expulsa a los demonios (33b-34)
Conclusión (9,35. Inclusión con 4,23)

Claves de interpretación del texto
En 4,17 tenemos el comienzo de la actividad de Jesús: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar...”. Es un versículo paralelo con 16,21: “Desde entonces comenzó Jesús a manifestar...”. Estos versículos marcan el inicio de las dos grandes secciones del Evangelio: 4,17—16,20 y 16,21—28,20. El v. 4,23 hace inclusión con 9,35, marcando claramente el principio y el fin de la sub-sección 4,17—9,35. La inclusión nos da asimismo el tema central: la práctica de Jesús que recorre Galilea, enseñando, proclamando el Reino y sanando toda enfermedad. Esta sub-sección tiene un discurso (5—7) y una sección narrativa (8—9,35). Mateo se aparta aquí de sus fuentes (Evangelio de Galilea, llamado Q, y Evangelio de Marcos) y construye una sección bastante personal y coherente.
El Sermón de la montaña es el primer gran discurso del Evangelio. No es un nuevo Decálogo ni un tratado de moral cristiana, sino una definición de la práctica de Jesús, fundamento de la práctica de la Iglesia. Es la práctica coherente con la llegada del Reino de los Cielos. Es un discurso fundante y una referencia obligada para definir la práctica cristiana y eclesial de todos los tiempos. El eje central de esta práctica es la Justicia de Dios. En 5,1-2 tenemos la introducción al sermón: Jesús sube al monte (como Moisés), los discípulos se acercan (en el monte Sinaí los israelitas no podían acercarse al monte) y Jesus enseña (como Yahvéh).
El Sermón comienza con las siete bienaventuranzas (vv. 3-10). La primera y la última se corresponden, pues tienen la misma promesa en tiempo presente. Entre las dos tenemos tres pares de personas bienaventuradas. En la fuente (Evangelio Q 6,20b-21) hay apenas tres categorías: los pobres, los que tienen hambre y los que lloran. El discurso se dirige, en segunda persona plural, directamente a estos tres grupos. Mateo agrega cinco nuevas categorías y pone el discurso en tercera persona plural, lo que le da un carácter universal. Ya no se trata de los pobres ahí presentes, sino de los pobres de todas las épocas. Hay dos categorías que Mateo transforma: ya se no trata de “los pobres”, sino de “los pobres de espíritu”; “los que tienen hambre ahora”, en Mateo son “los que tienen hambre y sed de justicia”. La expresión “pobres de espíritu” puede traducirse como “pobres con Espíritu”. No se trata de una espiritualización, ya que en ambos casos se trata de pobres concretos, sin embargo en Mateo son pobres portadores del Espíritu de Dios. Otra traducción dice “los que tienen espíritu de pobre”, lo que es correcto si se refiere a la experiencia de Dios que tienen los pobres. La expresión “bienaventurados” es débil. Mejor es traducir por “felices, dichosos”, con la connotación dinámica de “arriba, en marcha”. Los pobres con Espíritu son felices porque en sus manos está ahora construir el Reino de los Cielos. La felicidad no está en ser pobres, sino en su misión de construir el Reino. El primer par de personas después de los pobres son “los que lloran y los humildes” (vv. 4-5), son una categoría casi sinónima de pobres. Son los que sufren una opresión profunda y los que han sido excluidos o despojados (léase el Sal. 37, 1: los humildes poseerán la tierra). El siguiente grupo de personas son los que se definen por la justicia y la misericordia (vv. 6-7). Por último, los que tienen el corazón limpio (limpio de codicia e idolatría), quienes verán a Dios; y los que trabajan por la paz, que serán llamados hijos de Dios. La última bienventuranza: “los perseguidos por causa de la justicia” (v. 10), corresponde de forma simétrica a “los pobres con Espíritu”. Son los responsables de construir el Reino ahora (tiempo presente).
Lo que sigue (5,11-16) se refiere a la comunidad presente (paso de la tercera a la segunda persona plural), compuesta por todas aquellas personas y grupos que tratan de vivir las bienaventuranzas. Es una comunidad de profetas, que vive la persecución no como fracaso, sino con alegría. Con las imágenes de la sal y de la luz Mateo describe la misión de la comunidad, misión en el corazón de la historia (sal), pero también misión universal y pública (luz).
En la sección 5,17-48 Jesús perfecciona la tradición: incorpora la Biblia hebrea (la Ley y los Profetas) como Biblia cristiana en la Iglesia. Mateo define el concepto de Justicia: opone la justicia de los fariseos (ser perfectos por el cumplimiento de toda la ley) a la justicia de Jesús (ser perfectos como el Padre es perfecto). Jesús hace una relectura de cinco mandamientos concretos a la luz de su propio concepto de justicia (ver la estructura y leer el texto con ella). Aquí tenemos la oposición histórica entre la práctica de la sinagoga (Academia de Jamnia) y la práctica del Reino de Dios (Iglesia de Mateo). En la cuarta sección (6,1-18) sigue la oposición entre la religión de Jesús y la religión hipócrita de los fariseos, en tres temas concretos: la limosna, la oración y el ayuno. La religión de los fariseos es para ser vistos, es una religión del poder. Jesús define su concepto de justicia y religión únicamente en función del Padre (diez veces aparece “Padre” en 6,1-18).
En la quinta (6,19-34) y sexta (7,1-12) secciones, Mateo se concentra en los problemas internos de la comunidad de Jesús. El primer problema es económico (dinero, riqueza, economía del Reino) y el segundo es político (las relaciones sociales dentro de la comunidad).
La última sección (7,13-27) corresponde a la primera (las bienaventuranzas: 5,3-10), por su carácter definitivo y fundante. La comunidad de Jesús es la que opta por un camino en contra de otro (vv. 13-14), la que discierne entre verdaderos y falsos profetas (vv. 15-20), es la comunidad que hace la voluntad del Padre y, por lo tanto, construye sobre roca (vv. 21-27). La Iglesia de Jesús se define en contra de los carismáticos exaltados, que dicen Señor, Señor, que profetizan, expulsan demonios y hacen milagros, pero que son agentes de iniquidad por cuanto no hacen la voluntad del Padre.
Al Sermón de la montaña (5—7) sigue una sección narrativa (8,1—9,34). La fórmula conclusiva de 8,1 tiene la función de unir la sección discursiva con la narrativa. Esta estructura se repite en los cinco discursos a lo largo de todo el Evangelio de Mateo. Aquí Mateo hace teología narrativa con base en diez milagros de Jesús (véase la estructura y léase el texto con la estructura en la mano). La narración tiene tres momentos: el punto de partida es la opción por los pobres (8,2-17), luego viene la misión a “la otra orilla”, lo que exige un discipulado radical (8,18—9,13); finalmente, el sentido mismo de la práctica de Jesús: la liberación del pueblo (9,14-34). Veamos algunas claves de interpretación de esta sección narrativa.
Jesús opta por tres pobres concretos: un leproso (excluido socialmente), un gentil (el criado del centurión romano) y una mujer (la suegra de Pedro). El sentido de esta práctica de Jesús se da en la cita de Is. 53,4: tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. El centro del relato está en la sección intermedia (8,18—9,13): la “otra orilla” (expresión que aparece en 8,18.28 y 9,1). Esta expresión caracteriza la misión: el ir más allá de los límites, geográficos (la otra orilla del lago) y sociales (más allá de los límites de la ley para perdonar los pecados y comer con los pecadores). La misión exige un discipulado radical. Es lo que aparece de manera directa en 8,19-22, y es asimismo el tema de la tempestad calmada: “subió a la barca y los discípulos le siguieron”, v. 23). La sección termina con el llamado a Mateo. Jesús, al comer con los pecadores en casa de Mateo, se sitúa totalmente en “la otra orilla”. De nuevo, un texto de la Escritura (Os. 6,6) viene a iluminar la acción de Jesús: Misericordia quiero, no sacrificio (9,13). La misión queda situada en el campo de la misericordia, no en el Templo. En la tercera sección de esta parte narrativa (9,14-34), Jesús define el sentido mismo de su acción: no viene a reparar un vestido viejo, ni a echar el vino nuevo en odres viejos. El tiempo de Jesús es un tiempo de alegría y fiesta, pues está llegando el Reino en la liberación del pueblo. El pueblo oprimido está aquí representado por dos mujeres (la hija del magistrado y la mujer con flujo de sangre), por dos ciegos y un sordomudo. En 9,3.11.34 aparece ya la oposición de los escribas y fariseos, tema éste que será desarrollado en la sección siguiente: 9,36—12,50.

2: Misión de Jesús y los discípulos — rechazo de los dirigentes:
9,36—12,50

Estructura de esta sección:
Instrucción sobre la misión (9,36—10,42)
(Segundo discurso del Evangelio)
Introducción general: fundación de la misión (9,36—10,5a)
Jesús tiene compasión de las muchedumbres
porque están abatidas como ovejas sin pastor (9,36)
Oración por más obreros-misioneros (9,37-38)
Misión de los doce discípulos (10,1-5a)
Jesús llama a sus doce discípulos
Jesús les da poder: para expulsar espíritus inmundos
para curar toda enfermedad y toda dolencia
Nombre de los doce apóstoles
Jesús los envía con estas instrucciones:
1: Primera instrucción sobre la misión (10,5b-15)
(1) estrategia misionera: no ir a los gentiles y samaritanos,
vayan más bien a las ovejas perdidas de Israel (5b-6)
(2) acciones misioneras: proclamar la cercanía del Reino:
curar enfermos, resucitar muertos, purificar leprosos y
expulsar demonios (7-8a)
(3) exigencias misioneras: gratuidad: dar gratuitamente lo recibido
no llevar oro, plata, monedas, alimentos
no llevar dos túnicas, ni sandalias, ni bastón
razón: el obrero merece su sustento (8b-10)
(4) cómo debe realizarse la misión:
en la ciudad y en la casa (11-15)
2: Segunda instrucción sobre la misión (10,16-25)
(1) Como ovejas en medio de lobos: prudencia y sencillez (16)
(2) Actitud en la persecución
ante los tribunales y sinagogas (judaísmo)
ante los gobernadores y reyes (paganos) (17-18a)
(3) testimonio: ante los judíos
ante los gentiles
testimonio del Espíritu Santo (18b-20)
(4) Divisiones y violencia por causa del Reino (2-22)
(5) Estrategia: huir de una ciudad a otra
y esperanza en la manifestación del Hijo del Hombre (23)
Conclusión cristológica (24-25)
3: Tercera instrucción sobre la misión (10,26-42)
(1) No tener miedo (26-27)
(2) Actitud en la persecución: discernimiento y confianza (28-31)
(3) Testimonio (32-33)
(4) Divisiones y violencia por causa del Reino (34-36)
(5) Estrategia: el Reino por encima de la familia y la vida (37-39)
Conclusión cristológica (40-42)

Sección narrativa:
Rechazo de los dirigentes de Israel
Revelación a los pequeños y sencillos: 11,1—12,50
Conclusión discurso anterior — transición a lo que sigue (11,1)
1: Las obras del Mesías: revelación y rechazo (11,2-19)
(1) Juan Bautista en la cárcel pregunta sobre Jesús
Respuesta de Jesús a Juan: las obras del Mesías (11,2-6)
(2) Jesús elogia a Juan Baaautista (11,7-10)
(3) Juan Bautista (Elías) y el Reino de Dios (Jesús) (11,11-15)
(4) Juan Bautista y Jesús son rechazados
Jesús (sofía) es acreditado por sus obras (11,16-19)
2: Condena de las ciudades y revelación a los pobres (11,20-30)
(1) Condena de los centros de poder (11,20-24)
(2) Revelación a los pequeños y sencillos (11,25-30)
3: Controversias: Jesús frente al Templo y la Ley (12,1-14)
(1) Espigas arrancadas en día sábado (12,1-8)
(2) Curación del paralítico en día sábado (12,9-13)
(3) Los fariseos se confabulan para matar a Jesús (12,14)
4 (centro): Jesús, el Siervo de Yahveh: Is. 42,1-4 (12,15-21)
5: Controversias sobre el poder de Jesús (12,22-37)
(1) Jesús libera al pueblo y derrota a Satanás (12,22)
interpretación positiva de la gente: llega el Reino (12,23)
interpretación negativa de los fariseos: Jesús está al servicio de
Satanás (12,24)
respuesta de Jesús (12,25-32)
(2) Condenación de los fariseos (12,33-37)
6: Los escribas y fariseos tientan a Jesús y son condenados (12,38-45)
7: La madre y los hermanos de Jesús son sus discípulos (12,46-50)

Claves de interpretación del texto
Esta sección, como la anterior, tiene una parte discursiva y otra narrativa, que se relacionan íntimamente dentro del mismo relato del Evangelio. La Iglesia siempre ha tenido mucha dificultad para practicar el contenido de esta sección, por eso tiende a hacer una lectura arqueológica del texto: sitúa el relato como algo único en el contexto histórico de Jesús de Nazareth, que no podría ser imitado en otros contextos. Otra tendencia es espiritualizar el texto, o simplemente ignorarlo. Lo que no vivimos hoy, no lo descubrimos en el texto. La Iglesia tampoco puede entender un texto, cuando lo que éste exige está ausente por completo en la vida de la Iglesia. Es importante también descubrir el carácter eclesiológico de esta sección (los cinco grandes discursos del Evangelio tienen un carácter eclesiológico). No se trata de frases y hechos sueltos sobre la misión, sino de la construcción de una Iglesia que es misionera. Hay aquí una eclesiología que nace de la misión y que está orientada a ella.
La sección comienza con la compasión de Jesús por la muchedumbre, porque están vejados y abatidos como ovejas sin pastor (9,36). De esa compasión nace la misión, en función de la cual Jesús organiza e instruye a sus discípulos. No se trata aquí de la organización de los doce apóstoles, como continuadores de la misión de Jesús. La palabra “apóstol” aparece una sola vez en Mateo (aquí en 10,2). Aquí se trata de los discípulos de Jesús en general. Los apóstoles son siempre llamados en el Evangelio con la expresión de los doce discípulos. Los discípulos no continúan la misión de Jesus, sino que la realizan con la presencia siempre permanente de Jesús (véase el envío final en 28,16-20).
Jesús da a sus discípulos poder para expulsar espíritus inmundos y para sanar toda enfermedad y dolencia. No le da todavía poder para enseñar, eso se les dará al final, en 28,20. Nunca les dará poder para gobernar, ni mucho menos para dominar. Debemos entender esta misión concreta de los discípulos en el contexto actual, sin espiritualizarla o ignorarla. El texto nos ofrece tres instrucciones sobre la misión (ver esquema). 10, 5b enraíza el discurso en el contexto histórico de Jesús (no ir a los gentiles y samaritanos, sino sólo a Israel), lo que será claramente superado después de la resurrección en 28,16-20. Este enraizamiento necesario, no le quita a las intrucciones sobre la misión su dimensión futura para la vida de la Iglesia de todos los tiempos. La instrucción insiste en la manera de vivir la misión y no en el contenido, que no es sino de modo genérico la cercanía del Reino (tal como en 3,2 en Juan Bautista, y en 4, 17 en Jesús).
La primera instrucción sobre la misión (10,5b-15) insiste en el carácter itinerante de los misioneros. Estos no deben llevar oro, plata, monedas y alimentos, únicamente una túnica y un par de sandalias; el bastón (señal de poder y mando) está prohibido. Es absurdo reducir a estos itinerantes a unos vagabundos radicales o filósofos cínicos, con ninguna capacidad de anunciar la cercanía del Reino o de construir la comunidad. La existencia de estos misioneros itinerantes supone la existencia de comunidades en cada localidad, de las cuales dependen para su subsistencia y movilidad (“el obrero merece su sustento”). En 10,11-15 se describe la relación de los itinerantes con las comunidades establecidas.
En la segunda (10,16-25) y en la tercera (10,26-42) instrucciones sobre la misión, se insiste en las persecuciones que debe sufrir una Iglesia misionera. El texto refleja ya la situación de la Iglesia de Mateo, perseguida por las instituciones judías después del año 70 y por las autoridades romanas. En tales circunstancias los discípulos darán testimonio, irrefutable e irresistible, por ser obra del mismo Espíritu que habla en ellos. En los vv. 21-22 y 34-36 se describe la división y enfrentamiento en la sociedad y en la propia familia por causa de Jesús. La acción de la Iglesia misionera es así difícil y confictiva, ajena a todo triunfalismo y éxito fácil. En el v. 23, Jesús aconseja huir de una ciudad a otra cuando haya persecución. Es una medida de prudencia, pero también expresa la urgencia y rapidez de la evangelización. Antes de que ésta termine dentro de Israel, vendrá el Hijo del Hombre. No se refiere al juicio final, sino a la manifestación de Jesús resucitado en las comunidades. Los misioneros deben superar el miedo, toda vez que el misterio del Reino oculto en la profundidad de la historia, algún día se hará público y visible, es decir que la historia algún día les dará la razón (vv. 26-27). Por eso los discípulos no deben temer a los que matan el cuerpo, sino sobre todo a los que destruyen el espíritu (v. 28).
Terminado el discurso sobre la misión, viene ahora la parte narrativa (11,1—12,50). La unión entre las dos partes se da en 11,1. La idea central de esta parte narrativa es la oposición mortal de los dirigentes de Israel a la revelación de Jesús. Jesús condena a los escribas y fariseos como “esta generación” (11,16/12,39.41.42.45) “malvada y adúltera” (12,39), que juzgan a Jesús (como “un comelón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”, 11,19) y que lo tientan igual que Satanás (12,38-42). Jesús condena a las ciudades Corazaín, Betsaida y Cafarnaum, donde están sus sinagogas que lo rechazan (11,20-24). Los fariseos interpretan la acción de Jesús como obra de Satanás (12,22-28). El momento cumbre se da cuando se confabulan para ver cómo matarlo (12,14).
Jesús, sin embargo, encuentra una respuesta positiva en los pequeños: los humildes, los pobres, los que están fatigados y sobrecargados (12,25-30). Jesús es interpretado como el siervo de Yahvéh a la luz de Is. 42,1-4 (12,15-21). Reconoce en sus discípulos a su hermano, hermana y madre; sus discípulos constituyen su casa, esto es su Iglesia (12,46-50). El tiempo de Jesús y de sus discípulos es diferente al tiempo de los profetas, cuyo último representante es Juan Bautista. Ahora, “el Reino de los Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan” (11,11-15). El Reino sufre la violencia de los dirigentes de Israel, de los que se oponen a Jesús y quieren matarlo. Los violentos no son aquí los que responden con violencia a la violencia del sistema, sino que se refiere a los esforzados, a los que resisten, a los que perseveran en medio de las persecuciones por causa del Reino. Jesús, ante la violencia de los dirigentes de Israel, se presenta “manso y humilde de corazón” (11,29).

3: Jesús anuncia el Reino y edifica su Iglesia: 13,1—16,20

Estructura de esta sección:
Discurso en parábolas sobre el misterio del Reino (13,1-52)
(Tercer discurso del Evangelio de Mateo)

Introducción al discurso (13,1-3)
1: Parábola del sembrador (13,3-23)
Narración de la parábola (13,3-9)
Jesús revela a la comunidad los secretos del Reino (13,10-17)
Explicación de la parábola (13,18-23)
2: Parábola de la cizaña (13,24-43)
Narración de la parábola de la cizaña (13,24-30)
otras parábolas: parábola del grano de mostaza (13,31-32)
parábola de la levadura (13,33)
Jesús habla sólo en parábolas (13,34-35)
Explicación de la parábola de la cizaña (13,36-43): en la casa-comunidad
3: Parábolas del tesoro, de la perla y de la red (13,44-50)
Conclusión al discurso de las siete parábolas (13,51-52)

Sección narrativa: Jesús edifica su Iglesia (13,53 —16,20)
Fin del discurso anterior — transición a lo que sigue (13,53)
1:Jesús es rechazado en la sinagoga de Nazareth (13,54-58)
2: ¿Quién es Jesús? (14,1-36)
(1) Herodes y Jesús (14,1-2)
(2) Herodes decapita a Juan Bautista (14,3-12)
(3) Multiplicación de los panes (14,13-21)
Jesús se retira en una barca a un lugar solitario (14,13-14)
Multiplicación de los panes: en tierra de Israel (14,15-21)
(4) Jesús camina sobre las aguas (14,22-23)
Jesús obliga a sus discípulos a subir a la barca (14,22)
Jesús sube al monte a solas para orar (14,23)
Jesús camina sobre el mar (14,24-27)
Pedro trata de caminar sobre el mar (14,28-32)
Los discípulos adoran a Jesús:
“verdaderamente eres hijo de Dios” (14,33)
(5) En tierra de Genesaret: numerosas curaciones (14,34-36)
3: Jesús discute la teología oficial sobre la ley (15,1-20)
(1) Primacía de la Palabra de Dios sobre la tradición (15,1-9)
Fariseos y escribas de Jerusalén juzgan a discípulos de Jesús (1-2)
Jesús juzga a los fariseos y escribas (3-6)
Contra ellos profetizó Isaías (7-9)
(2) Etica interior del corazón contra pureza legal (15, 10-20)
Lo que entra no contamina; sí, lo que sale de la boca (10-11)
Jesús condena a los fariseos (12-14)
Explicación de la parábola: la ética del corazón (15-20)
4: ¿Quién es Jesús? (15,21—16,20)
(1) Una mujer cananea cambia la estrategia de Jesús (15,21-28)
(2) Junto al mar de Galilea: numerosas curaciones (15,29-31)
(3) Multiplicación de los panes en territorio pagano (15,32-39)
(4) Jesús confronta a los fariseos y saduceos (16,1-12)
Fariseos y saduceos tientan a Jesús: piden señal del cielo (1-4)
Jesús advierte a sus discípulos (en la barca) sobre la doctrina de los fariseos y saduceos (5-12)
(5) ¿Quién es Jesús? (16,13-20)
Jesús: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? (13)
opiniones: Juan Bautista, Elías, Jeremías, otro profeta (14)
Jesús: Ustedes, ¿quién dicen que soy yo? (15)
Pedro: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo (16)
Jesús: Tú eres Pedro y sobre este piedra edificaré mi Iglesia (17-20)
Claves de interpretación del texto:
Igual que en las dos secciones anteriores, tenemos aquí un discurso (13,1-52) y una sección narrativa (13,53—16,20). El tema central de esta sección es el misterio del Reino en el mundo y la construcción de la Iglesia de Jesús. Como respuesta al rechazo de los dirigentes de Israel, Jesús empieza a construir su comunidad alternativa sobre el testimonio de Pedro (“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, 16,18). Jesús toma distancia de los dirigentes judíos (14,13; 15,21; 16,4), así como de la muchedumbre (13,36; 14,23-25), para dedicarse más a sus discípulos. En esta sección Mateo sigue muy de cerca la narrativa de Marcos.
El discurso en parábolas es el tercer discurso del Evangelio de Mateo. Son siete parábolas para explicar la naturaleza sorprendente del Reino en medio del mundo. Las parábolas del sembrador y del grano de mostaza las toma de Marcos. La de la levadura la tomó del documento Q (Lc. 13,20-21). Las cuatro parábolas restantes son propias de Mateo: las de la cizaña, el tesoro, la perla y la red. En las parábolas del sembrador y en la de la cizaña, hay dos contextos: el relato mismo de la parábola, que se sitúa en el contexto de Jesús, y la explicación de ella, que se sitúa en el contexto de la Iglesia de Mateo. La parábola propia de Mateo sobre el trigo y la cizaña, busca explicar cómo en el Reino y en la Iglesia co-existen los hijos del Reino y los obradores de la iniquidad. No podemos separar antes de tiempo el trigo de la cizaña sino esperar el fin del mundo, cuando el Hijo del Hombre recoja de su Reino todos los escándalos y a los obradores de la iniquidad. También hoy vivimos esta situación en la Iglesia. Al final del discurso podemos descubrir al escriba cristiano autor del evangelio: “todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo” (13,52).
La sección narrativa (13,53—16,20) está íntimamente unida al discurso anterior. El texto 13,53 hace de unión entre ambas partes. La narrativa se halla dominada por el doble relato de la multiplicación de los panes. Este episodio tiene diferentes coloridos: hace referencia a Moisés en el desierto, a Jesús profeta que alimenta a multitudes; milagro con carácter social y con colorido apocalíptico: comida mesiánica, anuncio del Reino; resonancias también eclesiales: anuncio de la Eucaristía. El fenómeno es polisémico. En el centro del relato (15,1-20) se encuentra la discusión de Jesús con los fariseos y escribas venidos de Jerusalén, donde El afirma la primacía de la Palabra de Dios sobre las tradiciones humanas (15,1-9) y la ética interior del corazón contra una ética legalista (15,10-20). Esta discusión tiene como contexto histórico la propia vida de Jesús, y al mismo tiempo la confrontación de la Iglesia de Mateo con la sinagoga y la academia del judaísmo rabínico en Jamnia. Otro escenario en la narrativa es el lago: la barca zarandeada por las olas y Jesús que viene a ellos caminando sobre las aguas (14,22-33) y Jesús en la barca con sus discípulos, donde les advierte: “abran los ojos y guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos” (16,5-12). El contexto aquí es fundamentalmente eclesiológico: Cristo resucitado presente en su Iglesia.
En todo el relato flota en el aire la pregunta: ¿Quién es Jesús? Al comienzo, en el contexto de la corte de Herodes (14,1-2), y al final, en el contexto de Jesús con sus discípulos (16,13-20). El interrogante surge asimismo en la visita de Jesús a Nazareth (13,53-58), igualmente cuando éste aparece caminando sobre la aguas (14,22-33), y está también implícito en la doble multiplicación de los panes. El interrogante se disipa con la confesión de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Aquí culmina la sección y toda la segunda parte del Evangelio, que empieza en 4,17 y termina aquí, en 16,20. Pedro, quien siempre tiene una posición destacada (14,28-31; 15,15; 16,22-23; 17,24-27; 18,21; 19,27), aparece siempre como el discípulo, testigo de la práctica y las palabras de Jesús. Pedro no es el discípulo ideal (véase la triple negación), pero sí el discípulo real. Sobre este discípulo Jesús ahora construye su Iglesia (16,18). Pedro no es el primer Papa, sino el discípulo que asegura el testimonio sobre el Jesús histórico, sobre el cual se construye la Iglesia.

Tercera parte del Evangelio:
Camino a Jerusalén, confrontación, muerte y resurrección: 16,21—28,20
1: Camino a Jerusalén:
Jesús instruye a sus discípulos: 16,21—20,34
Estructura de esta sección:
Primera etapa (16,21—17,21)
1: Primer anuncio de la Pasión y Resurrección (16,21)
2: Incomprensión de Pedro y reprensión de Jesús (16,22-23)
3: Instrucción sobre el discipulado (16,24—17,20)
(1) Condiciones para seguir a Jesús (16,24-28)
(2) La gloria de Jesús: la transfiguración (17,1-13)
(3) La debilidad de los discípulos: el niño endemoniado (17,14-21)

Segunda etapa (17,22—20,16)
1: Segundo anuncio de la Pasión y Resurrección (17,22-23a)
2: Incomprensión de los discípulos (17, 23b)
3: Libertad frente al poder religioso y político (17,24-27)
Instrucción sobre la comunidad eclesial (18,1-35)
(Cuarto discurso del Evangelio de Mateo)
1: Una Iglesia que opta por los pobres (18,1-14)
(1) Quien es el mayor en el Reino de los Cielos (1-5)
(2) No escandalizar a los pequeños (a los pobres) (6-9)
(3) No despreciar a los pequeños (10)
(4) Parábola de la oveja descarriada (12-13)
Conclusión: El Padre del cielo no quiere que se pierda
ni uno solo de estos pequeños (14)
2: Una Iglesia del perdón y de la reconciliación (18,15-35)
(1) Corrección fraterna y comunitaria (15-17)
(2) Autoridad e importancia de la comunidad eclesial local:
La comunidad ata y desata (18) cf. 16,19
Acuerdo comunitario para la oración (19)
Jesús en la comunidad (20)
(3) Parábola del perdón (21-34)
Conclusión: Así hará el Padre celestial
si no se perdonan de corazón unos a otros (35)
Conclusión del discurso anterior — transición a lo que sigue (19,1-2)
Otras instrucciones a los discípulos (19,3—20,16)
1: Sobre la familia (19,3-15)
(1) Jesús y la mujer (2-10)
(2) Los que no se casan por causa del Reino (11-12)
(3) Jesús y los niños (13-15)
2: Sobre la riqueza (19,16-29)
(1) El joven bueno y rico, que no pudo ser discípulo (16-22)
(2) El rico difícilmente entra en el Reino de los Cielos (23-26)
(3) Esperanza de los discípulos que lo han dejado todo (27-29)
3: Parábola de los trabajadores de la viña (19,30—20,16)
(inclusión de 19,30 con 20,16)
Tercera etapa: (20,17-34)
1: Tercer anuncio de la Pasión y Resurrección (20,17-19)
2: Incomprensión de los discípulos (20,20-24)
3: Instrucción sobre el discipulado (20,25-28)
Transición: dos ciegos recuperan la vista (20,29-34)
Claves de interpretación del texto:
Esta sección (16,21—20,34) es la primera de la tercera parte del Evangelio (16,21—28,20). La primera frase dice así: “Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos...”. De forma semejante empieza la segunda parte del Evangelio en 4,17: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir...”. No cabe duda de que la última perícopa de la sección anterior (16,13-20) y la primera perícopa (16,21-23) de la sección que ahora se inicia forman una unidad. Esto no niega la estructura que hemos propuesto (principio en 16,21 de la tercera parte del Evangelio), ya que la unidad hace que la perícopa 16,13-23 sirva de bisagra para unir ambas partes del Evangelio.
La sección que ahora tenemos entre manos (16,21—20,34), igual que las tres secciones anteriores, tiene un discurso y una parte narrativa, no obstante el ordenamiento es diferente. La narrativa sigue el itinerario de viaje de Jesús hacia Jerusalén, dividido en tres etapas. El discurso de Jesús, el cuarto del Evangelio de Mateo, se sitúa entre la segunda y la tercera etapa. El tema central de toda la sección es la instrucción de Jesús a sus discípulos, por tanto, un contexto claramente eclesial. Este es el contenido también del cuarto discurso de Jesús. El camina solo con sus discípulos, sobre todo desde 19,10 hasta el final. La tensión principal no es entre Jesús y los dirigentes del pueblo de Israel, sino entre Jesús y sus propios discípulos. Estos no entienden, o entienden bien y rechazan, la perspectiva de la cruz y del servicio que propone Jesús. Este los instruye para que entiendan su perspectiva. Al igual que en el bautismo de Jesús, Dios interviene de forma directa en el relato en la escena de la transfiguración (17,1-8), donde se repiten las palabras del Padre: “Este es mi hijo amado, en quien me complazco”, sin embargo ahora se hace necesaria una orden de Dios: “¡escuchadle!” (17,5).

2: Confrontación de Jesús en Jerusalén: 21,1—25,46
Estructura de esta sección:
Sección profética:
Confrontación del Mesías Jesús en Jerusalén (21,1—23,39)
1: Confrontación de Jesús con el Templo y sus autoridades (21,1—22,14)
1) Tres gestos proféticos (21,1-22)
Entrada profética-mesiánica de Jesús en Jerusalén(1-11)
Ataque y deslegitimación del Templo (12-17)
Jesús maldice la higuera y se seca (18-22)
(2) Controversia sobre la autoridad de Jesús (21,23-27)
(3) Parábolas (teología narrativa para fundamentar lo anterior)
Parábola de los dos hijos (21,28-32)
Parábola de los viñadores homicidas (21,33-46)
Parábola de los invitados al banquete (22,1-14).
2: Controversias (22,15-46)
(1) Sobre el tributo al Cesar: con fariseos y herodianos (22,15-22)
(2) Sobre la resurrección: con los saduceos (22,23-33)
(3) Sobre el mandamiento principal: con los fariseos (22,34-40)
(4) Sobre el Hijo de David: Jesús toma la iniciativa (22,41-46)
3: Discurso profético de Jesús (23,1-39)
(1) A la gente y a los discípulos: contra los escribas y fariseos (1-7)
(2) A la Iglesia de Mateo: “ustedes” (8-12)
(3) Los siete ayes contra escribas y fariseos (13-32)
(4) Los fariseos (Sanedrín de Jamnia) contra la Iglesia de Mateo (33-36)
(5) Lamento sobre Jerusalén (37-39)

Sección apocalíptica:
Discurso de Jesús fuera del Templo (24,1—25,46)
(Quinto discurso del Evangelio de Mateo)
1: Discurso apocalíptico (24,1-44)
(1) Introducción (1-3)
(2) Tiempo de la proclamación de la Buena Nueva del Reino en todo el mundo habitado: años 30-70 d. C. (4-14).
(3) La gran tribulación de Jerusalén: años 66-74 (15-25)
(4) El fin del tiempo presente: después de la Resurrección y antes del juicio final (26-31)
(5) Tiempo y actitudes (32-44)
Referente a la caída de Jerusalén: sabemos, si somos capaces de discernir los signos de los tiempos (32-35)
Referente al fin del mundo: nadie sabe nada, ni los ángeles, ni el Hijo; sólo el Padre (36)
Referente a la venida del Hijo del Hombre para poner fin al tiempo presente: no sabemos, pero debemos velar y estar preparados (37-44)
2: Continúa el discurso, ahora en parábolas (24,45—25,30)
(1) Parábola del siervo fiel y prudente y del siervo malo (24,45-51)
(2) Parábola de las vírgenes prudentes y de las necias (25,1-13)
(3) Parábola de los talentos (25,14-30)
3: Discurso sobre el juicio definitivo (25,31-46)
Claves de interpretación del texto:
Mateo sigue la estructura básica del Evangelio de Marcos, no obstante hace una relectura propia y creativa. Agrega a la parábola de los viñadores homicidas, otras dos: la parábola de los dos hijos (propia de Mateo) y la de los invitados al banquete (tomada de Q 14,16-24). El discurso profético del capítulo 23 es una composición redaccional de Mateo. El discurso apocalíptico es asimismo una relectura y actualización del discurso correspondiente en Marcos (13). Mateo añade tres parábolas de vigilancia (24,45—25,30) y el juicio definitivo (25,31-46). Muchos otros detalles nos muestran la intención del relato de Mateo, que no podemos examinar aquí.

3: Pasión y Resurrección de Jesús: 26,1—28,20
Estructura de esta sección:
Conclusión de todos los discursos de Jesús ruptura con lo que sigue: 26,1
Prólogo (26,2-5)
Jesús: llega la Pascua y el Hijo del Hombre será crucificado (2)
Confabulación de los sumo-sacerdotes y de los ancianos contra Jesús (3-5)
Betania (sepultura)-Ultima Cena (Resurrección) (26,6-35)
1: Unción en Betania — Evangelio en memoria de ella (6-13)
2: Ultima Cena (14-35)
(1) Traición de Judas (14-16)
(2) Preparativos para la Cena Pascual (17-19)
(3) Anuncio de la traición de Judas (20-25)
(4) La Pascua de Jesús y el anuncio del Reino (26-29)
(5) Anuncio de la traición de los discípulos y reunion en Galilea (30-35)
Getsemaní (Oración-detención-huída) (26,36-56)
1: Oración de Jesús en Getsemaní (36-46)
2: Detención de Jesús (47-56a)
3: Los discípulos abandonan a Jesús y huyen (56b)
Juicio y Testimonio (26,57—27,26)
1: Jesús da testimonio ante el Sanedrín (26,57-68)
2: Negación de Pedro (26,69-75)
3: Muerte de Judas (27,1-10)
4: Jesús da testimonio ante Pilatos (27,11-26)
Crucifixión (oración-tentación-muerte) (27,27-56)
1: Crucifixión (27-38)
2: Tentación en la cruz (39-44)
3: Oración de Jesús y muerte (45-50)
4: Manifestación apocalíptica (51-56)
Se rompe el velo del santuario, terremoto, resurrección (51-53)
Testimonio del centurión: “Verdaderamente éste era el Hijo de Dios” (54)
Testimonio de las discípulas de Jesús (55-56)

Sepultura y Resurrección de Jesús
Envío universal (27,57—28,20)
1: José de Arimatea sepulta a Jesús — testimonio de las mujeres (27,57-61)
2: El sepulcro es asegurado y sellado por los soldados (27,62-66)
3: El sepulcro vacío — anuncio pascual a las mujeres (28,1-8)
4: Jesús resucitado se aparece a las mujeres en Jerusalén (28,9-10)
5: Soborno de los soldados (28,11-15)
6: Aparición de Jesús resucitado a los once discípulos en Galilea (28,16-17)
7: Testamento de Jesús y envío universal (28,18-20)
Claves de interpretación del texto:
En 26,1 tenemos la fórmula de conclusión del discurso anterior, pero ahora se agrega: “cuando acabó Jesús todos estos discursos” (26,1), con lo cual se dan por terminados los cinco discursos del Evangelio. También en esta última parte Mateo sigue a Marcos, aunque con múltiples cambios redaccionales. Hay algunos cambios mayores: la información sobre la custodia del sepulcro (27,62-66) y el soborno a los soldados (28,11-15); la aparición de Jesus resucitado a las mujeres en Jerusalén (28,9-10), y la aparición a los discípulos en Galilea con la misión universal (28,16-20).

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